domingo, 1 de noviembre de 2020

Anatomía y fisiología de la cavidad oral, faríngea y laríngea

 

Anatomía y fisiología


Cavidad oral

La cavidad oral se compone de las siguientes estructuras:

  • Mucosa oral.

  • Labios.

  • Lengua.

  • Paladar duro y blando.

  • Dientes.

  • Glándulas salivales.

La cavidad oral se extiende desde la cara interna de los dientes hasta la orofaringe. Su techo lo forman el paladar duro y el blando, que termina en la úvula . La lengua reposa en el suelo de esta cavidad, y en la parte más posterior encontramos las amígdalas, entre los pilares anterior y posterior.


La mucosa oral es una membrana mucosa que forma un continuo con la encía y recubre la cara interna de las mejillas. La línea alba es una línea pálida dispuesta a lo largo de la zona de oclusión de la arcada dental que puede mostrar algo de relieve y tener improntas dentales.

Los labios presentan un tono rojizo por la gran cantidad de papilas dérmicas vasculares que tienen y la fina capa de epidermis que recubre la zona. Adquieren un tono azulado cuando aumenta la cantidad de hemoglobina insaturada; es la llamada cianosis . También adquieren este color en ambientes fríos a causa de la vasoconstricción y el aumento en la extracción de oxígeno.

La lengua reposa en el suelo de la cavidad oral y está anclada al hueso hioides. Es el principal órgano del gusto, colabora en la articulación del lenguaje y tiene un papel fundamental en la masticación. Está compuesta principalmente por musculatura, tanto intrínseca como extrínseca, y se dice que es el músculo más fuerte del cuerpo. La inervación motora corre a cargo del nervio hipogloso, o XII par craneal.

El dorso de la lengua es una superficie convexa que presenta un surco medial. Posterior al surco encontramos el agujero ciego, que señala el punto de origen de la glándula tiroidea . Por detrás de este agujero hay una serie de glándulas productoras de mucina dentro de un tejido linfoide que se denomina amígdala lingual . La textura de la superficie lingual es rugosa por la presencia de numerosas papilas; las más grandes se llaman papilas caliciformes, son aproximadamente 10 y se sitúan justo por delante del agujero ciego, dividiendo la lengua en dos tercios anteriores y un tercio posterior. En la zona más anterior se sitúan numerosas papilas más pequeñas llamadas papilas filiformes . En la punta y los bordes de la lengua encontramos las papilas fungiformes, que se reconocen por su color rojo y su amplia superficie.

Las papilas gustativas se sitúan a los lados de las papilas caliciformes y fungiformes. El sentido del gusto se vehicula por la cuerda del tímpano, una rama del nervio facial, cuando proviene de los dos tercios anteriores de la lengua; en el caso del tercio posterior, lo hace a través del glosofaríngeo, o IX par craneal. Hay cuatro gustos básicos: dulce, salado, ácido y amargo. El dulce se detecta en la punta de la lengua, y el salado, en los bordes laterales. El sabor ácido y el amargo se detectan en el tercio posterior y, por tanto, se transmiten por el nervio glosofaríngeo.

Cuando se levanta la lengua, se puede observar un pliegue mucoso llamado frenillo, que conecta la parte inferior de la lengua con el suelo de la boca.


El paladar duro es una estructura ósea de forma cóncava que tiene unas estrías o rugosidades en su zona más anterior. La  muestra estas rugosidades. El paladar blando es una zona flexible situada por detrás del paladar duro que termina en la úvula . Esta estructura ayuda a cerrar la nasofaringe durante la deglución.


Los dientes se componen de varios tipos de tejidos: esmalte, dentina, pulpa y cemento. El esmalte recubre el diente y es el tejido más calcificado de todo el cuerpo. El grueso del diente está formado por la dentina, y por debajo de ella está la pulpa, que contiene terminaciones nerviosas del trigémino, o V par craneal, y capilares. El cemento recubre la raíz del diente y lo fija al hueso.
La dentición de leche, o decidua, se compone de 20 piezas dentales que brotan entre los 6 y los 30 meses de edad. En cada cuadrante encontraremos dos incisivos, un canino y dos premolares. Estas piezas se pierden entre los 6 y los 13 años. La dentición definitiva, o permanente, se compone de 32 piezas que brotan entre los 6 y los 22 años. En cada cuadrante encontraremos dos incisivos, un canino, dos premolares y tres molares. 

Aunque no se encuentran dentro de la cavidad oral, se considera que las glándulas salivales son parte de la boca. Hay tres glándulas principales: parótida, submaxilar y sublingual. La glándula parótida es la más grande y está situada por delante de la oreja en el lado de la cara. El nervio facial, o VII par craneal, atraviesa esta glándula. La entrada del conducto parotídeo, o conducto de Stensen, en la cavidad oral forma una pequeña papila en la mejilla, a la altura del primer o segundo molar superior. La segunda glándula en tamaño es la submaxilar, que se localiza por debajo y algo anterior al ángulo de la mandíbula. Su conducto, llamado conducto de Wharton, termina en una papila situada a ambos lados del frenillo, en la base de la lengua. La glándula sublingual es algo más pequeña y se sitúa en el suelo de la boca, por debajo de la lengua. Drena a través de numerosos conductos, algunos de los cuales comunican con el de Wharton. Además de estas glándulas principales, hay cientos de otras menores repartidas a largo de toda la cavidad oral.

Faringe

La faringe se divide en nasofaringe, orofaringe e hipofaringe. La nasofaringe se sitúa por encima del paladar blando y posterior a las fosas nasales. En su pared posterolateral se abren las trompas de Eustaquio y, cerca de este orificio, nacen las adenoides, o amígdalas faríngeas, que cuelgan de la pared posterosuperior. La orofaringe se sitúa por debajo del paladar blando, por detrás de la cavidad oral y por encima del hueso hioides. Por detrás limita con el músculo constrictor superior de la faringe y las vértebras cervicales. Por debajo de la orofaringe se encuentra la hipofaringe (o laringofaringe ), limitada por los tres músculos constrictores de la faringe, que están inervados por el nervio glosofaríngeo y el vago. Su límite inferior es el cartílago cricoides, punto en el que comunica con el esófago gracias al esfínter esofágico superior. 


Los músculos constrictores forman las paredes musculares de la faringe. Su función es contribuir a la deglución y su vascularización depende de la arteria carótida externa.


En la faringe abunda tejido linfático. Está presente en las amígdalas palatinas, las adenoides y las amígdalas linguales, que forman el anillo de Waldeyer . Las amígdalas palatinas descansan en la fosa amigdalina, entre los pilares anterior y posterior. Tienen forma de almendra y su tamaño es muy variable. Las adenoides se sitúan en la pared posterior de la nasofaringe, y las amígdalas linguales, en la base de la lengua. La zona superior de la faringe drena hacia los ganglios linfáticos retrofaríngeos, mientras que la inferior lo hace en los ganglios cervicales profundos.

Las funciones de la faringe son las siguientes:
  • Contribuir a la deglución.
  • Contribuir a la articulación del lenguaje.
  • Servir como vía respiratoria.
El acto de tragar, o deglución, se divide en tres etapas. La etapa voluntaria ocurre cuando la lengua empuja el bolo alimenticio y lo obliga a pasar entre las amígdalas hasta llegar a la pared posterior de la faringe. La segunda etapa consiste en una contracción involuntaria de la musculatura faríngea, que impulsa el bolo hacia el esófago. La tercera etapa también es involuntaria y, en ella, la musculatura esofágica empuja el bolo hasta el estómago. En las dos primeras etapas de la deglución, la laringe primero asciende y luego se cierra. Por el contrario, las trompas de Eustaquio se abren al cerrarse la nasofaringe.

La faringe también actúa como estructura de resonancia y articulación. La resonancia es una cualidad que tiene que ver con la vibración de una estructura, mientras que la articulación es la capacidad de cambiar de forma para producir los sonidos que componen el habla. La contracción de los músculos faríngeos provoca un cambio en la cualidad acústica del sonido emitido; los cambios en la forma y el tamaño de la faringe alteran la resonancia. También el paladar blando influye en la resonancia al abrir y cerrar la comunicación entre los componentes oral y nasal de la faringe; la voz nasal aparece cuando el cierre no es completo.

Laringe

La laringe se sitúa por encima del extremo superior de la tráquea y por debajo del hueso hioides, que está en la base de la lengua. Se encuentra a la altura de la cuarta a la sexta vértebras cervicales. Tiene la función de evitar el paso de sólidos y líquidos hacia la tráquea, y también es el órgano que produce la voz.

La epiglotis está unida a la parte más craneal de la laringe. En términos generales se cree que su función es proteger la vía respiratoria durante la deglución.

El esqueleto de la laringe está formado por una serie de estructuras cartilaginosas: los cartílagos tiroides, cricoides y aritenoides. El cartílago tiroides forma el grueso de la faringe y, en la superficie, marca una prominencia conocida como manzana de Adán . En el borde craneal de este cartílago, en la línea media, está la escotadura tiroidea, y por debajo se encuentran el espacio y la membrana cricotiroideos, que separan el cartílago tiroides del cricoides. El cartílago cricoides articula, por encima, con la membrana cricotiroidea y, por debajo, con la tráquea. Es el único anillo cartilaginoso completo de la laringe. La pareja de cartílagos aritenoides son un importante punto de apoyo para las cuerdas vocales. 


Las cuerdas vocales vibran para producir la voz; el sonido aparece cuando el aire exhalado hace que las cuerdas se muevan rápidamente. La contracción de la musculatura laríngea permite que se pueda cerrar o cambiar su tensión. La inervación laríngea corre a cargo de las ramas superior y recurrente del nervio vago, o X par craneal. La voz producida en la laringe se modula luego en la faringe y la cavidad oronasal.
Bibliografía:
1. Swartz, M. (2015). Tratado de semiología (7ª ed., pp. 282-318). Elsevier España.
2. Lalwani A.. (2009). Diagnóstico y tratamiento en otorrinolaringología, cirugía de  cabeza y cuello (2da ed.). McGraw-Hill.

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